lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Es Realmente Saludable la Leche Animal?


La leche y los derivados lácteos son uno de los alimentos más introducidos en nuestra dieta diaria. Siempre se nos ha presentado como un alimento excelente, con grandes propiedades nutricionales, y cuyo consumo era imprescindible en una dieta saludable. Esto ha contribuido a una excesiva presencia de este grupo de alimentos entre nuestros hábitos alimenticios. A pesar de sus cualidades nutricionales, un consumo excesivo de leche animal puede ser más perjudicial que beneficioso para la salud.

Se recomienda el consumo por ser una fuente de calcio, pero el exceso de este elemento puede llevar a la aparición de osteoporosis debido a la sobre estimulación en la actividad de las células, que provoca la muerte prematura de las mismas. Lo cierto es que se trata de un alimento deficiente en hierro, que puede incluso provocar la pérdida del mismo en el intestino de los bebes. De hecho el ser humano es el único mamífero que continua tomando leche una vez destetado, y que se alimenta de una leche distinta a la de su propia especie y por tanto no Diseñada específicamente para sus necesidades nutricionales.

Además la leche animal es pobre en fibra y está sobrecargada de colesterol, grasas y proteínas. Esto último es precisamente lo que hace que la leche sea un alimento desaconsejable en estados carenciales de calcio o como prevención de la osteoporosis(huesos frágiles) ya que el exceso de proteínas provoca una mala absorción de calcio. Curiosamente, EEUU es el mayor consumidor mundial de leche, y también el país con más incidencia de osteoporosis entre su población. Sin embargo, las culturas orientales, donde apenas existe el consumo de lácteos pero si hay una dieta rica en proteínas vegetales, tienen los menores porcentajes de osteoporosis del mundo.

Hay que tener presente que la leche de vaca es uno de los principales desencadenantes  de alergias e intolerancia  alimentarias (24,5% de las alergias infantiles). En el caso de la intolerancia, muchas personas desconocen que la sufren, se trata de una insuficiencia en la producción intestinal de lactosa, una enzima encargada de digerir la lactosa presente en la leche. Esta pasa al intestino, donde fermenta, provocando dolor abdominal, flatulencia, hinchazón, vómitos, calambres e incluso diarrea acuosa. Los pacientes notan una disminución drástica de estos problemas cuando sustituyen la leche por una bebida vegetal.

La leche animal es un alimento rico en colesterol y grasas saturadas, por ello el consumo de la misma estimula el hígado a elaborar más colesterol, elevando los niveles en la sangre y acumulando, al mismo tiempo, dicha grasa de forma subcutánea como “grasa corporal”, por lo que contribuye el aumento de peso. Otro riesgo asociado al consumo de leche es el depósito anormal de minerales como el calcio o el fósforo en los tejidos blandos, que puede derivar en calcificaciones.

Desde el punto de vista de la naturopatía, la leche es un “no alimento”, y es común que muchos tratamientos naturopáticos  comiencen con la retirada de esta de la dieta del paciente. Tradicionalmente, la naturopatía relaciona el consumo de leche animal con problemas respiratorios asociados a una producción excesiva de moco (catarros, constipados, asma, sinusitis, rinitis, procesos broncopulmonares…), así como con las anemias por déficit de hierro, la diabetes, algunos procesos cancerosos, y los trastornos intestinales como el colon irritable o la  colitis ulcerosa.

Con esto no queremos decir que la leche en si misma sea perjudicial para la salud, sino que no es recomendable el consumo excesivo de la misma habiendo otros alimentos que nos aportan los mismos beneficios sin ninguna de sus desventajas.  
                                                                      Articulo de la revista Vida Natural


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